Cándida Alvarez, de la serie Pinturas al aire, 2017-19

Narrador: Estas “pinturas al aire” de Candida Alvarez tuvieron su origen en otro proyecto: una pintura pública que realizó para colgar bajo el puente Wacker de Chicago. Pintó esa obra sobre una especie de malla que suele utilizarse en las pancartas que se colocan al aire libre. Una vez finalizado ese proyecto, las muestras que había creado al experimentar por primera vez con aquel material aún se encontraban en su estudio.

Candida Alvarez: El caso es que mi padre fallece. Se produce un huracán en Puerto Rico. Mi madre está allí con mi hermana. Y entonces hay mucha tensión y mucho desconcierto. 

Tenía estas muestras en algún rincón del estudio; nunca pensé que las usaría, pero las guardaba como registro de una obra más grande. Y simplemente empecé a pintar sobre ellas. Y lo que me encantaba de ellas era que se trataba de un material muy flexible y a la vez muy plástico. Eran como la pintura que uso, acrílico sobretodo. Pero eran muy livianas, por lo que podía colgarlas en la pared y también ponerlas en el suelo.

No tenía ningún propósito en mente, solo quería experimentar. Y no sabía cuál iba a ser el resultado.

Narrador: Alvarez también aplicó este enfoque exploratorio y experimental a los títulos de las obras. Una de ellas se llama Lomas.

Candida Alvarez: Las lomas son un tipo de montaña. Pasó mucho tiempo sin que les pusiera nombre a estas obras, pero me recordaban a los paisajes de Puerto Rico. Es este concepto de la loma. Y me encanta el concepto de una loma. También parece un seno. Y además parece un cemí, que es un tipo de escultura tallada muy especial, como los tallados en piedra de los indios taínos, que fueron los primeros habitantes de la isla de Puerto Rico. A la isla la llamaban Boriquén.