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Amy Sherald es una narradora de historias. Crea narrativas elaboradas con precisión de la vida en Estados Unidos, seleccionando, estilizando y fotografiando a sus modelos como base para sus pinturas llenas de matices. Aunque Sherald (n. 1973; Columbus, Georgia) basa sus obras en personas concretas, son algo más que retratos tradicionales. Sus pinturas se centran en la vida cotidiana de las personas afroamericanas, con su individualidad cautivadora y su cotidianeidad extraordinaria, invitando al espectador a adentrarse en los mundos imaginados por la artista. En esta exposición, las pinturas de estos estadounidenses comunes acompañan a sus icónicos retratos de la primera dama Michelle Obama y, desgarradoramente, de Breonna Taylor, para producir una oda resonante a la multiplicidad y complejidad de la identidad estadounidense.
Sherald también crea las imágenes que quiere ver en el mundo. A pesar de que se considera heredera de la tradición realista americana de artistas como Edward Hopper (un género que en los orígenes del Whitney, hace casi un siglo, fue fundamental), esos artistas se centraban en la vida cotidiana de los estadounidenses blancos. En cambio, Sherald privilegia a una población que ha sido omitida de la historia del arte y de una representación visual más amplia. Al hacer esto, nos invita a pensar de una manera más completa sobre el realismo americano sugiriendo un linaje adicional para el mismo: uno nacido de los departamentos de arte y galerías de las universidades históricamente negras (HBCU, por sus siglas en inglés), donde se formó originalmente como artista, y uno que incluye a figuras poco reconocidas como William H. Johnson, Archibald Motley y Laura Wheeler Waring, entre otros.
A lo largo de Amy Sherald: Sublimidad americana, los sujetos contemplativos de Sherald parecen estar más preocupados por su interioridad, priorizando su propia paz y autorrealización por encima de cómo son percibidos por los demás y las ataduras de la historia, aunque inevitablemente se vean afectados por ambas. Su audaz proyecto resalta lo que ella ha llamado “la maravilla de lo que es ser afroamericano”, representando un mundo negro rico y sin restricciones en un vibrante Technicolor.