Morris Louis, Tet, 1958

David Breslin: Algo que siempre me pareció interesante acerca de la obra de Louis es que jamás permitió que lo vieran pintar, excepto, quizá, a su esposa porque trabajaba en su casa. No tuvo un estudio grande y ninguna de las habitaciones de su casa siquiera se acercaban al tamaño de sus pinturas. Por tanto, durante muchos años, los conservadores intentaron descifrar cómo las hacía y descubrieron que enrollaba parte del lienzo y vertía la pintura en la parte desplegada; luego desenrollaba el lienzo y volvía a enrollar la parte que ya se había secado. Lo que me fascina de esta técnica y, en general, de su manera de trabajar, es que, al pintar, jamás veía la pintura en su totalidad.